miércoles, 14 de diciembre de 2011

Ahora que se acercan estas fiestas....

.....empiezo a temblar. Y mi tembleque se refuerza con los comentarios de amigas sobre dónde cenan y con qué familia porque yo que soy de natural organizadita, me gusta saber con antelación dónde pasaré la Nochebuena, la Nochevieja y con quién. Junto con mi aliada incondicional en la familia política, cuñada del alma, ya en verano organizamos las vacaciones de Navidades para coincidir nosotras. Ellos viven fuera de España y como tienen que sacar billetes de avión, pues en agosto lo hablamos y así queda.
Y luego en octubre y noviembre hay alguna llamada telefónica entre los hermanos de mi marido, la madre de mi marido y mi marido, intentando organizar cuando se juntan todos. Yo estas llamadas las paso tranquila, porque yo ya sé cuándo voy a casa de la madre de mi marido, en este año Nochebuena, y cuándo voy a casa de mis padres, Nochevieja.
El año pasado ya me la jugaron, y la madre de mi marido se plantó en Madrid en fin de año y mi marido la apuntó a venir a cenar a casa de mis padres, que claros y rotundos como son ellos, dijeron que mejor no fuésemos ninguno, que ellos no tenían por qué cenar con una señora que no les cae bien, cuando además lo mismo les da la cena de Nochevieja que la del Jueves Santo, ellos son así de radicales.
Yo lo pasé fatal y al final mi hijo mayor se fue con mis padres y cenamos en nuestra casa, mi marido, su madre, mi hija pequeña, un hermano de mi marido que vive en Madrid (el porqué no se planteó que este hermano se quedase con su madre y nosotros nos fuésemos con mis padres, es algo que todavía me ronda la cabeza) y su pareja, que es vegetariana, para que además de jodida tuviera que pensar y hacer dos cenas.
Total que yo sé dónde pasaré los días señalados, pero no dónde los pasará la madre de mi marido, porque parece ser que se iba a ir con su hija, pero ahora ya no se sabe y teniendo en cuenta que el viaje es en avión, pues igual se planta a ver a los nietos, así que por si acaso he avisado que a casa de mis padres vamos solo nosotros, que ese día, si es que su madre está en la ciudad, que todavía no lo sabemos, se queda con su hermano.

Veremos en qué termina todo esto, y prometo manteneos informados de los nuevos cambios que se produzcan en la organización navideña.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Todos los Santos

La verdad es que en casa de la madre de mi marido, se está mucho mejor en verano que en invierno, y aunque parezca obvio, el tema calefacción, me afecta y mucho. 
No pone la calefacción porque dice que gasta mucho, estamos todos con cuarenta jerseys por casa, y todavía, cuando le pido una manta para la cama del mayor me da una delgadita y le digo ¿no tienes una más gruesa? y me contesta toda seria: Sí tengo mujer, pero si se pone una gorda queda muy feo y abultado lo que se mete por dentro (es una cama pero lo tiene como sofá durante el día), ponle esa finita que queda mejor.

Abro el frigorífico por la tarde y me veo en la puerta un biberón, no os penséis que lleno o casi lleno, no, con 30 míseros ml, allí desde el desayuno, y le digo: -Este biberón que hay en la puerta ¿no pensara dárselo a la niña esta noche, verdad?
-Pues claro que sí, se lo mezclo con más, lo caliento todo y se lo toma muy bien.
-Ya sé que se lo toma bien, si le gusta hasta la tónica, pero para lo poco que es mejor hacerle uno entero nuevo esta noche, por favor.
-Pues yo a mis hijos les aprovechaba todo, y a veces sin nevera ni nada.....

Y se empeñó en lavar la ropa y no ha dado tiempo a que se secase, normal, y se ha quedado allí un vestidito de la niña que le está justo para estos meses, sin decírmelo claro, que me enteré ayer cuando deshice las maletas y me da una rabia......bueno lo dejo que no termino.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Reciclaje de pajitas

Lo primero es lo primero, la madre de mi marido no está en casa con nosotros, y nos estamos arreglando bastante bien.

Hay algunos artículos del super que no sabes muy bien lo que cuestan, porque no te fijas, porque es poco, o porque los compras muy de vez en cuando. Tal es el caso de las pajitas, cañitas o como sea su nombre técnico.

En casa hay un paquete en la cocina, se van utilizando, normalmente de dos en dos porque ahora todo lo hacen en pack, y cuando se termina se tiran a la basura al cubo de los embases, esa sería para mí la definición de "reciclaje de pajitas".

En cambio el concepto cambia si le preguntas a la madre de mi marido. Para ella "reciclaje de pajitas" significa que después de haberlas utilizado, se echan al fregadero, se lavan y se colocan en un vaso un poco grande en la cocina, el solo concepto de reutilizar las pajitas me parece ridículo, pero si a eso le añadimos  que en el vaso en el que se quedan, se manchan de grasa, entonces ya me parece asqueroso.

He empezado diciendo que hay algunas cosas que no sé lo que cuestan, pero me temo que la caja de 100 pajitas no debe pasar de un euro, por lo que gastando dos al día, tenemos para cincuenta días, y siendo derrochones, cuatro al día nos da para veinte días.

Lo tengo decidido, cada veinte días de uso de pajitas voy a dejar un euro en la cocina de la madre de mi marido con una nota "Para pajitas".


lunes, 5 de septiembre de 2011

No, por favor, no.

Y yo que estaba tan contenta del buen fin de semana que hemos pasado, de hablar y organizar las cosas con mi marido para que estemos todos más relajados, yo feliz, y me la ha jugado. 
La pequeña tiene guardería todos los días de 9.00 a 17.00 por lo tanto no tenemos problema con ella, pero el mayor, empieza el 13, y solo 2 horitas de adaptación. Ahora está con mis padres, que pueden estar con él todos los días menos los jueves que mi madre trabaja y esos días va a la guardería (aceptan ex-alumnos). Como mi marido no trabaja hasta el 26 de septiembre, la semana de adaptación iría a buscarlo al cole y lo llevaría a la guardería y el resto de semanas se quedaría con él desde la 13.00 a las 15.30 aproximadamente que llego yo. Y los días que tiene trabajo, una amiga iría a buscarlo y se quedaría con él hasta que yo llegase. Eso hasta octubre. Además hemos organizado las tardes para que yo tenga una tarde libre entera y otra por la noche para poder ir a clases de baile con mis amigas.

Total, que todo perfecto, y esta mañana a las 11.00 me escribe para decirme que para quitarnos de problemas que mejor venga su madre desde la semana que viene hasta fin de mes ¿Quitarnos? o ¿Quitarse? Porque yo no tengo ningún problema, es más, que venga la madre de mi marido para mí es añadirme problemas.

Aggggggggg, y lo peor es que luego a su madre me la como yo todo el día, interfiere en absolutamente todo lo de la casa, y si os digo todo, es todo. Soporto estoicamente una temporada cada año, pero esta que es gratuita NOOOOOOOOOOOO. Estoy que trino, porque esto no tiene vuelta atrás. Ayer todo muy bien, muy organizado y hoy me la deja caer vía correo electrónico. Sé que el lunes que viene, sin remedio, la madre de mi marido estará entre nosotros, pero esta tarde quedará bien claro que el que tiene dolores de cabeza con los horarios de los niños es él, que yo no tengo ninguno.

viernes, 26 de agosto de 2011

Un huevito pasado

La madre de mi marido tiene gallinas, y pollitos.  Cuando yo era pequeña una de las cosas que más asco me daban era ir al gallinero de la casa de mis abuelos a buscar huevos. Me repugna el olor y si puedo pasar las estancias en casa de la madre de mi marido sin acercarme al gallinero mejor. 

El mayor nos ha salido guapo pero cobardica, no le hacen mucha gracia los animales, se asusta un poco, luego se va animando y al final no les tiene miedo, pero de primeras mantiene las distancias. La niña en cambio es una camicace sin miedo a nada, y a los animales menos. 

En estas vacaciones han entrado al gallinero de vez en cuando, la niña más que el niño, pero en general los dos, y no sé si tanta excursión es la razón por la que todas las noches mis hijos han tenido de cena tortilla francesa y nosotros, los adultos, hemos tenido que escuchar todas las noches, -¿Os hago un huevito frito?. La mayoría de las noches decíamos que no queríamos o que nos íbamos a cenar fuera, pero alguno nos ha caído, a traición. Y cuando una noche después de que ya llevaran una semana con tortilla en el plato, que a veces se la comían y a veces no, me armé de paciencia y le dije:
- Por favor, mañana no les hagas tortilla francesa a los niños que les van a empezar a salir plumas.  Y me mira muy seria y me dice.
- Pues a mí el pediatra de mis hijos, (tiene cuatro) me dijo que desde los seis meses todas las noches un huevito pasado, y así lo hice y que yo sepa no les ha pasado nada.
-¿Todos los días desde los seis meses? pregunto, pensando en cómo han cambiado los pediatras (posible) o en si es mentira e intenta colármela, y para salir airosa de la conversación recurre a algo que hace muy a menudo en este tipo de situaciones, y le dice a mi marido: 
-¿No te acuerdas hijo, de cenar todas las noches un huevito pasado?

Y mi marido pone cara de ¿porqué me hacéis esto? y se pira.

Al día siguiente los niños no tuvieron tortilla francesa en el plato, pero nos tocó a los mayores, y esa noche venía a cenar mi cuñada, que a los postres me comentó: 
-Mira que estar de vacaciones, venir a cenar a casa de tu suegra y que te ponga unos huevos fritos...
-Mejor huevos fritos que un huevito pasado, créeme.

jueves, 25 de agosto de 2011

Regalo de cumpleaños conjunto



Mis hijos nacieron en agosto el mayor y en julio la pequeña, y este año la madre de mi marido, cuando llegamos a su casa para pasar las vacaciones de verano, tenía un enorme paquete, envuelto muy cuidadosamente, con un adorno precioso, encima de la cama de matrimonio.

-Este es el regalo para los niños por su cumpleaños (la niña ya había cumplido, al niño le faltaban tres semanas).


Pobres niños, sobre todo pobre niña, porque aún el mayor, al haber tenido dos cumpleaños sin hermana ha podido disfrutar de dos regalos individuales, pero la pobre niña, ha sido su primer cumpleaños y ya tiene que compartir el regalo de la madre de mi marido con su hermano.


No creáis que la cosa termina ahí, se ponen como locos a abrir el paquete y cuando terminan de quitar el papel, y el niño ve una funda de tela con rayas de colores y algo duro dentro pregunta -¿Qué es? ¿Qué es? y la madre de mi marido contesta:


-Una sombrilla, para cuando bajéis a la playa.


No penséis que no es un regalo pensado y muy pensado, sé a ciencia cierta que está decidido desde el año pasado.


Nosotros no hemos sido nunca de sombrilla, pero el verano pasado, cuando la niña tenía apenas unas semanas de vida, para bajar a la playa necesitábamos una, y buscamos en el cuarto de los trastos de la madre de mi marido y encontramos una, bastante grande, de esas de los años setenta, verde (ahora un poco descolorida) con flecos en blanco y la barra oxidada. Cuando se enteró que toda la playa nos veía bajo esa sombrilla nos animó a comprar una nueva, pero nosotros somos bastante prácticos, y si la sombrilla funciona correctamente (abre y cierra) y no tiene agujeros en la tela, por lo cual da una sombra perfecta, ¿para que vamos a comprar otra? además solo la necesitábamos para esos días, en cuanto los niños empiezan a andar no hay manera de que estén quietos debajo de una sombrilla.


Pues tan mal lo pasó el verano pasado la madre de mi marido, pensando que todo el pueblo nos veía bajo una sombrilla roñosa y vieja, que este año decidió regalar a sus nietos como regalo conjunto de cumpleaños una estupenda y nuevecita sombrilla.


Ni que decir tiene la ilusión que les hizo a los dos el regalo conjunto de cumpleaños, es más, el mayor que ya habla, me ha dicho que a ver si para el año que viene les cae una tumbona plegable.