Hemos pasado San Juan en casa de la madre de mi marido, y
antes de entrar en materia, os diré que la noche de las hogueras fue genial,
que el mayor se lo pasó pipa, que nos ha hecho buen tiempo, hemos podido
bañarnos en esas aguas cristalinas y deleitarnos, que hacia años que no me
bañaba así, porque normalmente está helada.
Un día antes del viaje, me llama por teléfono y me da
instrucciones para el viaje, que salgamos pronto, que paremos mucho, que
echemos gasolina, lo normal y casi al despedirse añade: Ah, y tráete un biberón
para la niña, que el que había aquí se le ha rajado la anilla, y total en casa
tú tienes muchos.
Bueno, ahora tendremos uno menos, pienso, pero no pasa nada,
se lleva el biberón a 600km si hace falta y sin protestar.
Yo hago maletas de ropa y mi marido de comida, prepara una
neverita con merienda, agua, zumos, y como está él en la cocina, entro y le
digo, mete también un biberón de la niña que lo ha pedido tu madre. Me mira
raro, pero no dice nada.
La niña va a cumplir dos años, y el biberón lo toma de vez
en cuando, hay veces que lo pide estando en la cama, otras está jugando y pide
uno de agua y se lo lleva a la habitación. También bebe en vaso sin problemas.
Llegamos por la tarde noche, y todo felicidad, hasta que
llega la hora de dormir y la niña pide un bibe de leche con nesquick desde la
cama.
Mi marido pone cara de la hemos liado, y confiesa bajito, se
me ha olvidado meter el biberón.
Bueno, tranquilidad, se lo llevamos en vaso y no hay problema.
Y una leche, el vaso terminó derramado por encima de la cama del mayor, la
pequeña gritando quiero mi bibe, lo normal a las 11 de la noche.
Al final no tomó leche, pero se durmió.
Día siguiente, nosotros hacemos la compra cuando vamos a
casa de la madre de mi marido, ella dice que no sabe lo que nos gusta y que
mejor vamos nosotros compramos para todos y lo pagamos nosotros. Estamos
haciendo la lista de la compra y cuando digo apunta un biberón, la madre de mi
marido dice, No, no lo compréis que he buscado entre las cosas de mi otra nieta
(que tiene ahora 10 años) y he encontrado uno. Prefiero no pensar y digo, vale,
no compramos biberón.
Esa noche cuando la pequeña pide el biberón, la madre de mi
marido lo prepara y se lo lleva a la niña, que lo coge, se lo mete en la boca y
dice alto y claro: NO SALE.
La madre de mi marido le dice, sí, toma, mira que rico, y la niña NO SALE, NO
SALE, y así hasta el infinito. Como la cosa va a más, encendemos la luz,
miramos el biberón y no os lo vais a creer, era un biberón de juguete, no tenía
agujero en la supuesta tetina, que no era tal. Otra media hora de lloros, la
niña sin biberón y yo pensando, ¿tan difícil le resulta ir al supermercado y
comprar un biberón cuando ve que el otro (que había llevado yo también) se
rompe? ¿por qué busca entre cosas de hace 10 años para no comprar un biberón?
El día siguiente a las 9.25 estaba servidora esperando en la
puerta del supermercado, (abren a las 9.30) no fuera a ser que el problema
viniese de la escasez de biberones en Galicia, pero no, había, varios modelos y
varios precios. Y esa noche, la tercera, por fin la niña tomó leche en el biberón.