viernes, 28 de diciembre de 2012

Navidad, Feliz Navidad

Nochebuena 16.00h.
Sentados a la mesa de la cocina están la madre de mi marido, su hija, su hijo pequeño y mi marido. Yo estoy haciendo café.
La hija pregunta:
-Mamá ¿qué cenamos esa noche?
-Pollo con patatas.

Silencio sepulcral.Cada uno sigue a sus cosas. Pasados un par de minutos.

-¿ Y no hay caldeirada de bacalao, como todos los años para la cena de nochebuena?- la hija-
- No, porque este año, como tengo que descongelar el arcón y hay mucho, pues voy sacando y hay pollo.
-¿ Ni vieiras, ni langostinos?- el hijo mediano que se incorpora a la escena.

Comienza una charla que va en aumento hasta convertirse en discusión sobre la crisis, lo que hay en el arcón congelador y que pollo con patatas tomamos durante todo el año. Mi marido se pira al ordenador, qué raro, yo me llevo mi cafetito al salón no sea que de rebote me toque hacer algo. Y el hijo pequeño pone fin a la discusión diciendo:

-Se cena lo que mamá diga y si alguien quiere otra cosa que lo cocine o lo compre. 

Pero la madre de mi marido no se queda conforme, por un lado sabe que es una cena cutre, por otro no tiene tiempo de hacer nada más, e intenta buscar soluciones desesperadas, todo con la lagrimilla en el ojo. 

A las 18.00h se echa a las calles a ver si encuentra algo abierto, a las 18.15h vuelve porque no tiene dinero, su hija le da 30€. 

Encuentra unas vieiras congeladas del Dia, lo único que había abierto, y por fin a las 19.00h, la santa señora empieza a preparar la cena. Nadie en esa casa movió un dedo para ayudarla, cuando a las 22.00h seguía metida en la cocina, le dí a los niños un piscolabis, porque ya veía yo que teníamos para rato. Por fin, a las 23.30h nos sentamos a cenar, unas vieiras al horno muy ricas (dos por persona), una fuente de embutidos que nos regaló el padre de mi cuñada-la maja, y un pollo con patatas para seis adultos y tres niños, vamos que por primera vez en mi vida, me he quedado con hambre en la cena de Nochebuena, y no sobró nada. 

Que no os de pena, tiene lo que se merece, y he estado algo ocupada últimamente, pero ya estoy devuelta y con muchas historias que contar, porque os juro, que desde que escribo el blog soy mucho más feliz cuando estoy en casa de la madre de mi marido.